El Fondo de Fortalecimiento de Capacidades en Gestión
Cultural (AECID-CCEN-Coop.Suiza-Hivos) y la UCA
invitaron a estudiantes, gestores/as culturales, artistas, universidades
y público interesado a participar en el Foro de diálogo, reflexión y debate “Hacia
la profesionalización en Gestión Cultural” en el auditorio Lizandro Chávez de
la UCA el día sábado 24 de agosto de 2013.
Exponentes: José Luis Mariscal O. (México), Pepe Prego ( Granada, Nicragua) Margarita
Antonio (Puerto Cabezas, Nicaragua), y Roberto
Guerra (Chile).
A continuación compartiré los puntos más
relevantes tratados durante el foro, las intervenciones, punto de vista y conceptos de los expositores.
Se inició con la intervención de José Luis Mariscal Orozco (Profesor investigador de la Universidad de Guadalajara, México) quien abordó el tema de la Profesionalización de la Gestión Cultural en México.
Partimos del acercamiento a un concepto, donde se dijo que la gestión cultural es un campo multidisciplinar que articula conceptos, metodologías, elementos técnicos y financieros para el análisis e intervención de una organización social dada, a partir del diseño, implementación y evaluación de estrategias desde el ámbito cultural.
La gestión cultural en México se caracteriza por un
crecimiento acelerado en la oferta de formación universitaria, una carencia de
una política nacional de profesionalización por parte del Estado, poca
integración e intercambio de los programas educativos y una débil asociatividad
por parte de los gestores culturales en activo.
En los últimos quince años se ha dado la aceleración de los procesos de
profesionalización de gestores culturales en Latinoamérica a través del
desarrollo de múltiples acciones ( educativas y políticas), las cuales han
estado encaminadas a la consolidación en el sector cultural de un agente
especializado en el diseño, ejecución y evaluación de la acción cultural.
Hoy en día existen 42 ofertas de educación superior (principalmente
licenciaturas y postgrados) en gestión cultural o su equivalente en el país que
han surgido desde 1995 hasta la fecha.
En América Latina después de Argentina, México es el país
que tiene más ofertas educativas en este campo, sin embargo, carecen de
publicaciones especializadas en gestión cultural y un soporte institucional
como lo tienen la misma Argentina, Colombia o Chile.
Qué es profesión?
En términos sociológicos, una profesión es una actividad de reconocida utilidad social
que es desarrollada y ejercida por individuos que han adquirido competencias
especializadas en ese conjunto de saberes y habilidades a través de un programa
de formación reconocido por el Estado. No obstante, este conjunto de
competencias que conforman un perfil general de una profesión están
circunscritas a ciertos acuerdos sociales que regulan y delimitan normativa y operativamente la
práctica laboral y académica.
Elementos que determinan una profesión:
·
Reconocimiento por el Estado.
·
Se define por la formación universitaria, como
un espacio oficial y de reconocimiento para la generación y transmisión de los
saberes, habilidades y actitudes.
·
Cuentan con organizaciones que inciden sobre la práctica, y que confían
a sus miembros funciones políticas, económicas, de control y de motivación.
Proceso de Profesionalización México:
En México los
gestores culturales se ha venido dando a partir de condiciones y situaciones
tanto de orden político, económico y social como en íntima relación con lo que sucede en Latinoamérica y España.
Se diferencian algunos elementos claves:
1. La demanda de empleadores públicos,
privados y asociativos de profesionistas en el
diseño, ejecución y evaluación de acciones
culturales.
2. La implementación del modelo económico
neoliberal en México que influyó en la
disminución del financiamiento púbico a la
cultura, la implementación en el sector
cultural de ideologías y modos de
administración provenientes de las empresas
privadas, así como una menor participación
e intervención del Estado
en el sector y un aumento de la iniciativa
privada en los circuitos culturales.
3.- Una mayor demanda por parte de la
ciudadanía por participar en la generación de
acciones culturales desde la asociatividad,
lo cual ha requerido que los ciudadanos
o grupos de ciudadanos tengan las competencias
suficientes para diseñar e implementar proyectos culturales, así como la
gestión de recursos en fuentes de financiamiento públicos, privados y
comunitarios.
4. La generación de grupos y redes de
gestores culturales que han generado espacios
y herramientas de discusión, reflexión y
comunicación de las experiencias,
necesidades y problemáticas.
5. La toma de conciencia gremial de los
gestores culturales que se han formado desde
la práctica lo cual ha traído consigo una
demanda de reconocimiento económico,
laboral y académico en las instituciones
donde se desempeñan y en relación con
otros profesionistas que operan en el
sector cultural.
Retos a enfrentar para los próximos diez
años:
·
La consolidación de los programas de formación
universitaria. Se ha dado un crecimiento exponencial de las ofertas de formación lo cual nos
permite por una parte proporcionarla a los gestores culturales en activo un título
profesional, y por otra, formar nuevos gestores que recién egresan de los
bachilleratos y que ven en la gestión cultural un campo de desarrollo
profesional.
Sin embargo, creo que en este momento los
gestores son muchos y diversos, pero no se conocen; por ello uno de los retos
es poder generar espacios de reconocimiento entre los protagonistas de
formación de gestión cultural en el país, no sólo de quienes lo coordinan, sino
también de su planta docente y alumnado.
·
La formación de formadores en gestión cultural.
Actualmente los programas en gestión cultural de las universidades ya cuentan
con una planta docente más o menos estable; sin embargo aún está pendiente su
formación docente, ya que es una de las contradicciones que no se ha podido
resolver: por una parte se encuentran gestores con gran experiencia en el campo
que no pueden ser contratados porque no cuentan con título, y por otra parte
hay personas que tienen título en algún área a fin pero sin mucha experiencia
en la gestión cultural.
Aquí es donde debemos trabajar por ambos
lados, acreditando competencias de los gestores con experiencia para darles un
título y que formen parte de la planta docente; y además capacitar en la
práctica a los titulados sin mucha experiencia. Esto, por supuesto, implica la
necesidad de diagnosticar cuales son los perfiles actuales de los docentes en gestión
cultural.
·
La consolidación de grupos y redes gremiales.
Este es un asunto que compete a la sociedad
civil. Actualmente existen ya algunos
grupos formal e informalmente constituidos que
realizan acciones de socialización de la
práctica.
·
El fortalecimiento del servicio civil de
carrera. Uno de los elementos importantes en los que
debemos poner un énfasis especial, es en la
implementación de este servicio en los tres
niveles: federal, estatal y municipal; de
tal manera que muchos direcciones coordinaciones y
jefaturas de cultura puedan ser ocupadas
por gestores culturales profesionales. Esto
implicará nuestra participación activa y
propositiva en reformas de leyes y reglamentos.
·
Certificación de competencias laborales en
gestión cultural. En la actualidad ya existen las
condiciones para crear grupos técnicos que
desarrollen estándares de competencias y sus
instrumentos de evaluación para que se
integren en el registro nacional del CONOCER, con
la participación de universidades y
gestores culturales, se podrían definir perfiles laborales y
profesionales como lo han hecho en otros
países como en España.
·
Una mayor participación de los gestores
culturales profesionales en la iniciativa privada.
·
Generación y consolidación de grupos de
investigación en gestión cultural.
·
Ampliación de la bibliografía en gestión
cultural.
·
Conformar un repositorio de experiencias en
gestión cultural. Es necesario crear una base
de datos abierta para la documentación y
socialización de experiencias de los gestores
culturales, no solo para el reconocimiento
de las personas y sus temáticas de proyectos,
sino también que permita conocer a detalle
sus experiencias, aciertos y errores, de tal
manera que permita experimentar en cabeza
ajena y así fortalecer los procesos de
formación e innovación de la práctica
profesional.
Después les compartiré lo que está haciendo
Nicaragua y la experiencia en Chile.