"Florentina" la gigante de León, tiene 11.40 metros
de alto, se utilizaron 300 yardas de tela, y 15 costureras
para la confección del vestido.
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En noviembre de 2013, en León, Nicaragua, se construyó la Gigantona más grande del país, esto como producto de la celebración del carnaval de Mitos y Leyendas, me pareció
apropiado referirme a este evento que ayuda a mantener vivas nuestras costumbres, por tal razón me referiré a su origen folklórico.
La Gigantona nace del
baile de Gigantes y cabezudos como producto de la colonización. Esta danza
traída por los españoles consistía en la representación de una mujer española y
el colono que proclamaba el honor y la dignidad de la corona española.
No se puede precisar hasta donde pueden darse algunas
expresiones de los indígenas en lo que respecta a la danza. No es difícil
suponer que las nuevas figuras de gigantes y cabezudos, haya llamado la
atención, por su carácter exótico y casi mítico, y haya terminado por sustituir
a las figuraciones. Los indios que estaban siendo víctimas de la colonización,
idearon una forma de expresión de protesta hacia la corona española.
El indio esculpió la gigantona, queriendo de esta manera
representar a la corona española, de una forma burlesca, satírica, que a pesar
de su belleza y de su grandeza, ellos, los indios la hacen bailar al son de los
tambores y la detienen cuando el coplero declama. Por este motivo el indio se
siente superior.
El indio se representó en el enano cabezón, pequeño de
estatura pero grande en ingenio, capaz de decir lo que quería a los españoles
utilizando elementos de su propia cultura y adaptándolos a las nuestras.
En los atardeceres de algunas ciudades de influencia
colonial aparece la legendaria dama,
rebosante de frescura y color, adornada siempre de sus joyas doradas, al son
hueco de los tambores y bajo la luz pálida de las estrellas forradas en papeles
multicolores, baila la gigantona, con sus vestidos de colores vivos, con una
diadema de colores resplandecientes o una corona dorada, luce siempre su larga
cabellera, y de acuerdo a la descripción que hizo el historiador nicaragüense,
Edgardo Buitrago, la dama, inicialmente se colocaba en el centro de un círculo
formado por los faroles y los tambores, mientras el paje, se sitaba frente a
ella. Al romper el son de los tambores, La Gigantona, avanzaba hacia adelante y retrocedía al compás del ritmo ejecutado y con gran
agitación, luego da una media vuelta hacia la derecha y otra hacia la izquierda
extendiendo los brazos en toda dirección.
Este baile se ha mantenido en algunas ciudades e incluso ha surgido
ciertas gigantonas muy peculiares en la Capital que se mueven en la zona de los
bares nocturnos donde el paje baila al mismo compás con un típico brincadito
(salto), que le hace flexionar pronunciadamente, hacia atrás las piernas, yendo
y viniendo, a uno y a otro lado de la Gigantona. En ciertos momentos, el paje,
ordena silencio a los tambores y declama sus coplas ante La Gigantona, que
permanece quieta; reanudándose el baile al terminar la recitación. Y así, tras
varias suspensiones en las que se siguen recitando versos, continúa la danza
como por espacio de unos quince minutos. Hoy en día esos versos son recitados
sobre acontecimientos populares.
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