domingo, 24 de febrero de 2013

Pintura Japonesa


  1.  Kakemono.
  Son pinturas tradicionales que se pueden enrollar o desplegar verticalmente para colgarlas y que en la cultura japonesa equivalen a nuestros cuadros.
 Se diferencian de los cuadros occidentales por estar normalmente realizadas sobre seda o papel, y  en lugar de un bastidor con un marco se colocan pegados a una montura que les hace de soporte, compuesto sobre todo en los antiguos, de brocados o un conjunto de papel, casi siempre de textura textil o vegetal, sobre el que se adhiere una capa de tejido, llevando el conjunto una barrita superior para armar al colgarlo y otra más gruesa y cilíndrica inferior que le hace estirar por su peso y permite enrollar en la misma.
 Es de advertir que estas barras inferiores son generalmente de madera, cuando se indica hueso, marfil, cerámica, u otros materiales estos ocupan muchas veces solamente los extremos visibles.La ventaja de estas pinturas es que se enrollan pudiendo fácilmente lo mismo coleccionarlas que exponerlas.
 Es costumbre antigua en Japón el tener varias en cada casa que por su facilidad de quitar, enrollar y poner se rotaban periódicamente, lo que permitía ir disfrutando alternativamente de todos los que se poseyeran. Dadas las dimensiones de las monturas de esta piezas, sobre todo en altura, en occidente (y ahora también en Japón debido a los tamaños de los pisos modernos) suelen separarse de las mismas y enmarcarlas. Sin embargo dado su fácil almacenaje y el poco espacio que ocupan enrollados hay cada vez más un activo coleccionismo de estas bellas piezas.


Les comparto como imagen el Kakemonos que me obsequiaron, es de Bohidharma, así que también les dejo información sobre la fantástica leyenda del té.

Bohidharma: es el primer patriarca del budismo Chan o Zen dentro del Mahayana. Bodhidharma nació como Bodhitara, el tercer niño de Rey Sugandha del reino indio del sur de Pallava, en el 440 ó 420, nacido en la casta Guerrera pasó sus años de niñez en Conjeeveram, la pequeña provincia budista al sur de Madras.


Le pintan con grandes ojos abiertos por  la falta de párpados.
Su padre, el rey, era un budista devoto y manejaba los asuntos estatales según las enseñanzas de Buddha. Mostró su devoción al Budismo por medio de actos píos como construir templos budistas, animando  a que su gente practicara las enseñanzas budistas. La esposa del rey donaba constantemente comida y ropa a los pobres. Todos sus esfuerzos ayudaron a traen paz y armonía al estado. Este ambiente ayudó a nutrir la compasión en el corazon del joven Bodhidarma.
Bodhidharma (Ta-Mo en China y Budai-Daruma-Daishi en Japón)   predicó el origen de su misión expresado en los siguientes términos: "Una transmisión especial fuera de las escrituras, con ninguna dependencia de las palabras o de las letras, dirigiéndose directamente hacia el alma del hombre, contemplar su propia naturaleza y realizar el estado de Buda".
Los estudiosos le atribuyen tradicionalmente, aunque discutible, las siguientes obras: Meditación sobre los Cuatro Actos, Tratado sobre el Linaje de la Fe, Sermón del Despertar y Sermón de la Contemplación de la Mente.
Bohidharma y  la leyenda del té.
Los japoneses nunca aceptaron por completo la leyenda del descubrimiento del té por el emperador Sen Nong. Para ellos los secretos del Té fueron traídos en el año 520 desde la India a China por Bohidharma, el fundador del budismo Zen.



Se dice que al llegar a Cantón, le ofrecieron una celda en un templo de las montañas, ahí Bohidharma hizo votos de permanecer nueve años despierto y meditando; sin embargo, poco años después el sueño lo rindió. Al despertar, disgustado por su debilidad, se arrancó los párpados, y disgustado los lanzó al suelo. Muy pronto donde habían caído los ensangrentados párpados nació una planta como testimonio del sacrificio del monje. Es por ello que los monjes para mantenerse alertas durante  la meditación, mastican esas hojas en forma de párpados que hoy conocemos como té.


2.-Emakimono:

Es un rollo de pintura referido a una serie de cuentos o historietas, presentadas de manera horizontal y que se desenvuelven del lado derecho al izquierdo.


Las pinturas pueden referirse a varios géneros, cuentos, historias, romance; pueden estar referidas a la enseñanza tradicional del budismo, historias que cuenten las biografías o leyendas de sacerdotes y notables.



3.-Makimono es un rollo de papel o seda usado tradicionalmente en Japón. En forma característica se lee de manera horizontal, en contraposición al kakemono que se observa de manera vertical. Escrito con pintura o tinta con una bella caligrafía o dibujos.
El texto con frecuencia representa un “catálogo” de las técnicas del estilo, en cuyo caso es denominado “mokuroku” que con frecuencia se asocia con el término Densho o Soden que significa que contiene las bases técnicas del estilo y representa los conocimientos requeridos para adquirir el grado correspondiente al nivel del makimono.
Estos grados son Menkyo kaiden para la transmisión completa cuando todos los anteriores certificados se le han otorgado o Kyoju Dairi para los instructores autorizados pudiendo existir grados intermedios variables de estilo en estilo.


4.-Suiboku
Pinturas hechas a tinta negra, la cual se preparaba con agua y se revolvia con una piedra, para aumentar o disminuir su intensidad. En ellas se representa la vida , tal como es.Se caracterizan por la falta de simetria.







5.-Manga
Es la palabra japonesa para designar a las historietas en general. Fuera de Japón, se utiliza exclusivamente para referirse a las historietas niponas.

El manga abarca una amplia variedad de géneros, y llega a públicos diversos y personas adultas. Constituye una parte muy importante del mercado editorial de Japón y motiva múltiples adaptaciones a distintos formatos: series de animación, conocidas como Anime, o de imagen real, películas, videojuegos y novelas. Cada semana o mes se editan nuevas revistas con entregas de cada serie, al más puro estilo del folletín, protagonizadas por héroes cuyas aventuras en algunos casos seducen a los lectores durante años.


Desde los años ochenta, ha ido conquistando también los mercados occidentales.








Antecedentes Históricos: Arte Japonés.


Debo de confesar que soy una admiradora del arte oriental; en especial del japonés.
Como nada es por casualidad decidí hablarles de este tema debido a dos acontecimientos: el primero, es que unos amigos que residen  en España me han regalado un “kakemonos” (tetejicu  importado del Japón)  con el cual he quedado encantada; y lo segundo  es que estoy en un taller de grabado con unos amigos pintores,  y aproveché la ocasión para indagar  un poco más de esta cultura y sus técnicas tan fascinantes, para compartirlo estructuré hablar sobre el tema en cuatro entradas:
  1.       Antecedentes  Históricos.
  2.       El grabado japonés.
  3.       Pintura Japonesa
  4.       El Japonismo.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS: ARTE JAPONÉS
La cultura de Japón es el resultado de un proceso histórico que comienza con las olas inmigratorias originarias del continente de Asia y de las islas del Océano Pacífico, seguido por una fuerte influencia cultural proveniente de China y, posteriormente, un largo período de aislamiento con el resto del mundo (sakoku) de parte del shogunato Tokugawa hasta el comienzo de la Era Meiji, a finales del siglo XIX, en donde recibe una inmensa influencia extranjera y que se acrecienta después del final de la Segunda Guerra Mundial. Esto dio como resultado una cultura distinta a otras culturas asiáticas.

El sintoísmo, surgido en el período Yayoi, a partir de creencias animistas y chamánicas, es una religión de carácter politeísta con dioses o espíritus (Kami) que personifican elementos de la naturaleza:  montañas, ríos, fenómenos naturales…  se rinde culto a los antepasados y a hombres notables que pueden llegar a ser kami.
También se asimiló en Japón el budismo, aunque ello provocó inicialmente un periodo de cruentas luchas pues muchos veían en esta nueva religión el fin del sintoísmo. Pronto se vio que no era así, que no interfería con los rituales sintoístas.

La introducción del budismo fue un hecho de capital importancia en Japón pues supuso la introducción desde China de la escritura, desconocida hasta entonces en este país. Al mismo tiempo que la filosofía, llegaron las formas artísticas que comporta la celebración de los rituales budistas, que también vinieron desde China, una cultura muy refinada y muy superior por entonces, siglo VI, a la japonesa. Se inicia así un periodo de gran florecimiento del arte pues se edifican templos, se erigen estatuas y se necesitan un sinfín de complementos para realizar el culto.
La cultura China llegó a Japón por primera vez, a través de Corea, donde la influencia China ya era perceptible en los siglos VI y III a de C. es así que Japón vive una dependencia absoluta de la cultura Chin, que poco a poco va reinterpretando y nacionalizando, hasta el siglo XII, momento en el que ya se puede hablar de una cultura propia.

Sin embargo no es hasta el siglo X cuando se desarrolla el Hiragana, un silabario adaptado a los sonidos japoneses y por tanto una caligrafía propia. Hasta ese momento se utilizaba la caligrafía china.

Durante el siglo XIII, China bajo la dominación de los mongoles, intenta invadir Japón en dos ocasiones. Estos intentos de invasión de las islas provocaron una militarización de la sociedad y suponen el ascenso de la clase guerrera: los samurais. Se producen luchas entre los clanes de samurais , creando una situación de inseguridad que hace que la población civil se instale alrededor de las fortalezas de los señores, buscando su protección potenciándose así el desarrollo de las ciudades.

Durante este siglo se difunden por Japón las enseñanzas de la secta budista Zen, que propugnaba una nueva vía hacia la iluminación, alejada de dogmas y folclores rituales, centrada en la contemplación como único medio para conseguir el estadio nihilista. Esta filosofía no conoce dios ni culto, ni se puede transmitir con palabras, sólo sugerir mediante símbolos que conducen a ese estado. De ahí deriva la unidad entre contemplación, intuición, poesía y estética, que se manifestará en la ceremonia del té (Chanoyu), el arreglo floral (Ikebana), la arquería (Kendo), los Haikurus (poemas de diecisiete sílabas), la caligrafía y la pintura.
Las luchas civiles continúan hasta el siglo XVI en que se inicia un nuevo orden, prevaleciendo una alianza entre tres clanes que logran la reunificación del país imponiendo un rígido control del poder central mediante el establecimiento de un sistema burocrático muy rígido que controlaba casi todos los aspectos de la vida. Este periodo se conoce como la época MOMOYAMA, en la que la capital estaba en Kyoto. La escuela KANO y la escuela TOSA serán las que decorarán los castillos feudales del periodo MOMOYAMA, caracterizándose por un estilo decorativo y colorista y por la representación de escenas de la historia japonesa.

En los primeros años del siglo XVII la capital se traslada a Edo, la actual Tokio, con motivo del nombramiento de un nuevo SHOGUN (generalísimo) Tokuawa Ieasu, con lo que se inicia el periodo EDO. Bajo su mandato se prohibe todo contacto con el exterior, se expulsa los extranjeros, se prohibe el cristianismo e incluso se llegó prohibir la vuelta a Japón de los ciudadanos japoneses que se encontraban en el extranjero.

Este aislacionismo se debía al miedo que la clase dominante tenía a que las nuevas formas de pensamiento que traían los occidentales amenazasen la estabilidad social y los privilegios de que gozaban. Los Tokugawa adoptaron el confucionismo como base ideológica, con lo que la estructura social tiene una rígida jerarquización, en cuya cúspide se encontraba, teóricamente, el emperador, aunque el poder absoluto lo ejercían los Tokugawa. Sin embargo, en este periodo se inicia una cultura eminentemente urbana en la que el peso de las religiones, aunque está todavía presente, se diluye ante otros factores económicos y sociales.

En este periodo las escuelas TOSA y CANO se siguen desarrollando al servicio de la aristocracia, convirtiéndose en un arte decorativista y oficial sin nada nuevo que aportar. Como reacción a este academicismo y en consonancia con el florecimiento de una clase media formada por artesanos y comerciantes, surgen diferentes escuelas alejadas de la rigidez cortesana, que tendrá gran éxito, y que significarán el triunfo de la cultura urbana y de la que sería su máxima expresión: los grabados UKIYO-E.


El periodo EDO se extenderá hasta 1868, año en el que se produce la restauración del poder imperial con la reforma MEIJI, que supuso el paso a una monarquía parlamentaria y el fin del aislamiento.




















El Grabado Japonés


La técnica de la xilografía ya se conocía en Japón desde el siglo VIII, se imprimían principalmente reproducciones de deidades budistas, perfeccionándose en el siglo XV, con la cual se publicaban principalmente textos y libros.
Al principio de la era EDO, la tipografía sólo se desarrollaba en Kioto y Osaka, pero pronto se inició su desarrollo en la nueva capital, Edo (Tokio) pues el rápido aumento de la población hizo que hubiese una gran demanda de libros. En lugar de enviar los libros, se mandaban las planchas, creándose talleres donde se hacía las copias. Pronto, con la llegada de artesanos y escultores a la ciudad, se fueron elaborando planchas de impresión en Edo siendo los mismos libreros importantes de Kioto y Osaka los que establecieron talleres, contratando dibujantes, xilógrafos y grabadores.
La mayoría de las xilografías de entonces eran obra de artistas poco conocidos y se usaban en la impresión de sencillos libros de entretenimiento y material didáctico. Las láminas de tinta eran monocromas (SUMIZURI-E) y más adelante se iluminaron, primero con rojo bermellón, verde y amarillo (BENIZURI-E) introduciéndose la policromía (NISHIKI-E) en el siglo XVIII.
Los libros ilustrados se hicieron muy populares y fueron apareciendo libros sobre las costumbres y las fiestas con estampas de artistas famosos.  La principal demanda era  de libros con escenas sobre el barrio del placer y sus cortesanas, y sobre el teatro y los actores del KABUKI, eran los llamados “EHON” (libros ilustrados).
Al principio las ilustraciones no iban firmadas, aunque se trataba de grabados de calidad, de ahí que podamos suponer que algunas de ellas fueron obra de Moronobu y otros artistas que más adelante serían reconocidos como importantísimos maestros de la xilografía. Ya en el último tercio del siglo XVI se podían encontrar estampas sueltas.
Por lo general, el artista trazaba la línea o la mancha con el pincel de tinta sobre un fino papel traslúcido, después la  hoja se pegaba  con el dibujo hacia abajo sobre una plancha de madera de cerezo o de boj, de forma que el dibujo invertido quedara visiblemente fijado sobre la superficie de madera. El grabador se hacía cargo de la tarea siguiente. Utilizando el buril, vaciaba las superficies negras cortando con extrema precisión a lo largo de los contornos del dibujo. Las superficies que debían quedar en blanco o recibir después otra impresión en color, se profundizaban con la gubia en el taco de madera. Después se tiraba una prueba de la matriz en la que el artista indicaba los colores para las siguientes planchas. Se llegaban a cortar hasta diez planchas para los grabados en color.
Los artistas japoneses se formaban en escuelas que dependían de talleres dirigidos por un maestro.
Las escuelas basaban sus enseñanzas en las copias de modelos que consideraban que concentraban con gran exactitud la experiencia pictórica de siglos. Su fin no era que los alumnos consiguieran la imitación externa de los estereotipos, sino que captasen el sentimiento que anima la pincelada, cuyo movimiento debía coincidir con el modelo. Se enseña que la mirada no sólo debe comprobar la forma de las líneas, si no que con el mismo cuidado debe comprobar los espacios intermedios. Las líneas se trazan de una sola vez; el alumno tiene que dominar la técnica hasta conseguir que el trazo sea correcto al primer intento, ya que no es posible corregir un dibujo a tinta china.
La suma de los motivos y rasgos estilísticos configuraban una escuela determinada.

Respecto a la xilografía del UKIYO-E, aunque hubo varias escuelas muestran una imagen unitaria, por la amplitud de temas que tocan y por las técnicas empleadas pues las innovaciones van siendo adoptadas por todos los artistas y talleres.
Los UKIYO-E se caracterizan por la temática que introducen, que pretende mostrar “el mundo que fluye” el mundo fugaz y efímero, la vida cotidiana, figuras femeninas, escenas eróticas, hechos históricos, espectáculos, fiestas paisajes, etcétera. La gran difusión está directamente relacionada con la venta fácil de estas obras que tenían una gran demanda entre la clase media ya que tanto se vendían en libros y carpetas como en hojas sueltas.

Algunos maestros del UKIYO-E:

MORONUBU: 1618 (quizá 1625)-1694.
Fue hijo de un conocido tintorero y fabricante de adornos de plata, en la villa de Hodamura, en la provincia de Awa, cercano a la bahía de Edo. Cuando aprendió las técnicas de su padre, se mudó a Edo y aprendió el estilo de pintura de las escuelas Tosa y Kanō. En este momento comenzó a aplicar el estilo decorativo de las pinturas en la madera y la impresión de hojas decorativas, en vez de libros; esta técnica sería conocida como ukiyo-e y que aprendería conjuntamente con su maestro, Kanbun.
Sus primeros trabajos oficiales fueron unas ilustraciones de 1672. Durante la década de 1670, Moronobu se convirtió en el ilustrador de ukiyo-e más conocido del país, ya que desarrolló más de 100 ilustraciones (aunque hay otras más que se disputan si fueron hechas por él). Alrededor de una cuarta parte de sus ilustraciones son de naturaleza erótica, llamado shunga; obras de carácter tanto heterosexual como pederástica.

A pesar que Moronobu desarrolló el ukiyo-e, no fue el fundador del estilo, más bien asimiló las técnicas de ilustración de artistas anteriores y le aplicó un punto de vista diferente con nuevos elementos, mostrando la vida cotidiana del japonés.





MASANOBU: Okumura Masanobu. 1686-1764. Hijo de un pintor fue vendedor de libros al por mayor, editor y escritor de poemas cortos. En su época se evoluciona del grabado en madera en negro hacia la policromía, proceso en el que él tuvo una participación destacada durante cincuenta años. Se le adjudica la invención del grabado bicolor y tricolor y la primera aplicación del grabado alargado. En su editorial fomentó especialmente la nueva xilografía en color e imprimió también algunas de sus obras. Como pintor Masanobu se dedicó a los temas más diversos.


 Sus protagonistas procedían de las leyendas épicas, el teatro y la vida en las casas públicas, representando además animales y paisajes.

 Muestra la influencia europea en la acentuación de la perspectiva. Su obra fue muy copiada, falsificando incluso la firma. Intentó defenderse en vano introduciendo firmas muy detalladas y largas.





HARUNOBU: Suzuki Harunobu. 1725-1770, trabajó de 1760 a 1770. Nació y trabajó en Edo, siendo uno de los xilógrafos más importantes de su época. 




Participó decisivamente en el desarrollo del nishiki-e. 
En sus obras se aprecia el estudio de la escuela Kanô y los artistas chinos. Es el pintor de las mujeres hermosas (bijin-ga).






UTAMARO: Kitagawa Utamaro. 1753-1806, trabajó de 1775 a 1806. La abundancia y diversidad casi ilimitada de su obra ha dado pie a muchos entendidos para considerarle el maestro más importante de la cromoxilogafía japonesa clásica que llevó a su máximo perfeccionamiento.


 Tras la muerte de su padre se traslado a Edo donde se incorpora en 1775, al taller del pintor Sekien que quizá estuviera emparentado con él. En 1782 abandonó a Sekien. 

En los años noventa su estilo ya estaba completamente formado y dominaba con sus bijin-ga, mujeres hermosas, el género del ukiyo-e. Lo que le caracteriza sobre todo es el talento compositivo y el uso seguro de la técnica, que se demuestra en la combinación de diversos procesos de impresión, en el grabado en relieve y la aplicación de polvo de plata y oro, así como en el delicado colorido rico en matices.