La técnica de la xilografía ya se conocía en Japón desde el
siglo VIII, se imprimían principalmente reproducciones de deidades budistas,
perfeccionándose en el siglo XV, con la cual se publicaban principalmente
textos y libros.
Al principio de la era EDO, la tipografía sólo se
desarrollaba en Kioto y Osaka, pero pronto se inició su desarrollo en la nueva
capital, Edo (Tokio) pues el rápido aumento de la población hizo que hubiese
una gran demanda de libros. En lugar de enviar los libros, se mandaban las
planchas, creándose talleres donde se hacía las copias. Pronto, con la llegada
de artesanos y escultores a la ciudad, se fueron elaborando planchas de
impresión en Edo siendo los mismos libreros importantes de Kioto y Osaka los
que establecieron talleres, contratando dibujantes, xilógrafos y grabadores.
La mayoría de las xilografías de entonces eran obra de
artistas poco conocidos y se usaban en la impresión de sencillos libros de
entretenimiento y material didáctico. Las láminas de tinta eran monocromas
(SUMIZURI-E) y más adelante se iluminaron, primero con rojo bermellón, verde y
amarillo (BENIZURI-E) introduciéndose la policromía (NISHIKI-E) en el siglo
XVIII.
Los libros ilustrados se hicieron muy populares y fueron apareciendo
libros sobre las costumbres y las fiestas con estampas de artistas
famosos. La principal demanda era de libros con escenas sobre el barrio del
placer y sus cortesanas, y sobre el teatro y los actores del KABUKI, eran los
llamados “EHON” (libros ilustrados).
Al principio las ilustraciones no iban firmadas, aunque se
trataba de grabados de calidad, de ahí que podamos suponer que algunas de ellas
fueron obra de Moronobu y otros artistas que más adelante serían reconocidos
como importantísimos maestros de la xilografía. Ya en el último tercio del
siglo XVI se podían encontrar estampas sueltas.
Por lo general, el artista trazaba la línea o la mancha con
el pincel de tinta sobre un fino papel traslúcido, después la hoja se pegaba con el dibujo hacia abajo sobre una plancha de
madera de cerezo o de boj, de forma que el dibujo invertido quedara
visiblemente fijado sobre la superficie de madera. El grabador se hacía cargo
de la tarea siguiente. Utilizando el buril, vaciaba las superficies negras
cortando con extrema precisión a lo largo de los contornos del dibujo. Las
superficies que debían quedar en blanco o recibir después otra impresión en
color, se profundizaban con la gubia en el taco de madera. Después se tiraba
una prueba de la matriz en la que el artista indicaba los colores para las
siguientes planchas. Se llegaban a cortar hasta diez planchas para los grabados
en color.
Los artistas japoneses se formaban en escuelas que dependían
de talleres dirigidos por un maestro.
Las escuelas basaban sus enseñanzas en las copias de modelos
que consideraban que concentraban con gran exactitud la experiencia pictórica
de siglos. Su fin no era que los alumnos consiguieran la imitación externa de
los estereotipos, sino que captasen el sentimiento que anima la pincelada, cuyo
movimiento debía coincidir con el modelo. Se enseña que la mirada no sólo debe
comprobar la forma de las líneas, si no que con el mismo cuidado debe comprobar
los espacios intermedios. Las líneas se trazan de una sola vez; el alumno tiene
que dominar la técnica hasta conseguir que el trazo sea correcto al primer
intento, ya que no es posible corregir un dibujo a tinta china.
La suma de los motivos y rasgos estilísticos configuraban una
escuela determinada.
Respecto a la xilografía del UKIYO-E, aunque hubo varias
escuelas muestran una imagen unitaria, por la amplitud de temas que tocan y por
las técnicas empleadas pues las innovaciones van siendo adoptadas por todos los
artistas y talleres.
Los UKIYO-E se caracterizan por la temática que introducen,
que pretende mostrar “el mundo que fluye” el mundo fugaz y efímero, la vida
cotidiana, figuras femeninas, escenas eróticas, hechos históricos,
espectáculos, fiestas paisajes, etcétera. La gran difusión está directamente
relacionada con la venta fácil de estas obras que tenían una gran demanda entre
la clase media ya que tanto se vendían en libros y carpetas como en hojas
sueltas.
Algunos maestros del UKIYO-E:
MORONUBU: 1618 (quizá 1625)-1694.
Fue hijo de un conocido tintorero y fabricante de adornos de
plata, en la villa de Hodamura, en la provincia de Awa, cercano a la bahía de
Edo. Cuando aprendió las técnicas de su padre, se mudó a Edo y aprendió el
estilo de pintura de las escuelas Tosa y Kanō. En este momento comenzó a
aplicar el estilo decorativo de las pinturas en la madera y la impresión de
hojas decorativas, en vez de libros; esta técnica sería conocida como ukiyo-e y
que aprendería conjuntamente con su maestro, Kanbun.
Sus primeros trabajos oficiales fueron unas ilustraciones de
1672. Durante la década de 1670, Moronobu se convirtió en el ilustrador de
ukiyo-e más conocido del país, ya que desarrolló más de 100 ilustraciones
(aunque hay otras más que se disputan si fueron hechas por él). Alrededor de
una cuarta parte de sus ilustraciones son de naturaleza erótica, llamado
shunga; obras de carácter tanto heterosexual como pederástica.
A pesar que Moronobu desarrolló el ukiyo-e, no fue el
fundador del estilo, más bien asimiló las técnicas de ilustración de artistas
anteriores y le aplicó un punto de vista diferente con nuevos elementos,
mostrando la vida cotidiana del japonés.
MASANOBU: Okumura Masanobu. 1686-1764. Hijo de un pintor fue
vendedor de libros al por mayor, editor y escritor de poemas cortos. En su
época se evoluciona del grabado en madera en negro hacia la policromía, proceso
en el que él tuvo una participación destacada durante cincuenta años. Se le
adjudica la invención del grabado bicolor y tricolor y la primera aplicación
del grabado alargado. En su editorial fomentó especialmente la nueva xilografía
en color e imprimió también algunas de sus obras. Como pintor Masanobu se
dedicó a los temas más diversos.
Sus protagonistas procedían de las leyendas
épicas, el teatro y la vida en las casas públicas, representando además
animales y paisajes.
Muestra la influencia europea en la acentuación de la
perspectiva. Su obra fue muy copiada, falsificando incluso la firma. Intentó
defenderse en vano introduciendo firmas muy detalladas y largas.
HARUNOBU: Suzuki Harunobu. 1725-1770, trabajó de 1760 a 1770.
Nació y trabajó en Edo, siendo uno de los xilógrafos más importantes de su
época.
Participó decisivamente en el desarrollo del nishiki-e.
En sus obras se
aprecia el estudio de la escuela Kanô y los artistas chinos. Es el pintor de
las mujeres hermosas (bijin-ga).
UTAMARO: Kitagawa Utamaro. 1753-1806, trabajó de 1775 a 1806.
La abundancia y diversidad casi ilimitada de su obra ha dado pie a muchos
entendidos para considerarle el maestro más importante de la cromoxilogafía
japonesa clásica que llevó a su máximo perfeccionamiento.
Tras la muerte de su
padre se traslado a Edo donde se incorpora en 1775, al taller del pintor Sekien
que quizá estuviera emparentado con él. En 1782 abandonó a Sekien.
En los años
noventa su estilo ya estaba completamente formado y dominaba con sus bijin-ga,
mujeres hermosas, el género del ukiyo-e. Lo que le caracteriza sobre todo es el
talento compositivo y el uso seguro de la técnica, que se demuestra en la
combinación de diversos procesos de impresión, en el grabado en relieve y la
aplicación de polvo de plata y oro, así como en el delicado colorido rico en
matices.
Ningún otro maestro del ukiyo-e se dedicó con tanto éxito a la representación de mujeres hermosas. Prefería los colores frescos y claros, a menudo sobre un fondo brillante con polvo de oro o de nácar espolvoreado por encima. Realizó excelentes libros ilustrados de historia natural con insectos, moluscos, plantas, pájaros... Junto a Utamaro fue uno de los primeros artistas japoneses conocido en Europa. Toulouse-Lautrec fue un gran admirador suyo.
SHARAKU: Toshusai Sharaku. De 1770, aproximadamente a 1825.
Trabajó en Edo. Su obra es tan genial como misteriosa y enigmática su vida
sobre la que apenas se sabe nada. Surge de la oscuridad de la historia, trabaja
sólo durante nueve meses, deja 144 obras y vuelve a desaparecer sin dejar
huella. Junto a algunas representaciones de luchadores, realizó casi
exclusivamente retratos de actores del kabuki Tiene un intenso trazado de la
línea y el uso acertado de los contrastes cromáticos, aprovechan todas las
posibilidades técnicas de la cromoxilografia. Con sus retratos hiperrealistas,
a menudo poco favorecedores, terminó por ganarse la desaprobación del público y
el odio de los actores. El público japonés no estaba preparado para el realismo
penetrante de Sharaku y su caricatura psicológica, revolucionarios para el
ukiyo-e, de ahí que pudieran ser responsables de su cortísima carrera.
HOKUSAI: Katsushika Hokusai. 1760-1849, trabajó de 1779 a
1849. Nació en las afueras de Edo. Es uno de los grandes maestros de la
cromoxilogarfía japonesa. Comenzó a pintar a la edad de seis años. A los
dieciocho años entra como aprendiz en el taller del maestro de ikuyo-e Shunshô.
En 1779 se publicaron sus primeros trabajos retratos de actores bajo el nombre
de Shunro. En los años siguientes aprendió con distintos pintores y estudió la
pintura europea. Hacia 1805 comenzó a estudiar la pintura china y el arte de la
ilustración ocupándose sobe todo de la ilustración de novelas.
A partir de 1814
comenzó a editar libros de dibujos, los “manga”, reproduciendo en quince
carpetas de estilo realista, la vida y la actividad del pueblo, la vida
cotidiana, escenas mitológicas, animales, plantas y paisajes. Las series más
famosas son “36 vistas del Fuji” y la obra en tres volúmenes “100 vistas del
Fuji”. Están consideradas como las obras cumbre de la pintura paisajística
japonesa y la cima de la carrera del artista. Su obra abarca unas 30.000
estampas, así como ilustraciones para unos 500 libros. Contribuyó a dar una
nueva magnitud a la pintura del ukiyo-e y convirtió el paisaje, así como la
pintura de flores y pájaros, en un género autónomo y reconocido. La influencia
de Hokusai se debe a su audacia en la combinación de los colores, las
perspectivas y los detalles, así como la naturalidad de la representación que a
veces presenta un realismo drástico.
HIROSHIGE: Utagawa Hiroshige. 1797-1858, trabajó de 1818 a
1858. Fue el último gran maestro del ukiyo-e. A los catorce años ingresa en la
escuela de Toyohiro, maestro de ukiyo-e. A la muerte de Toyohiro, en 1828, se hace
cargo del taller y adopta su nombre como Toyohiro II.
Firmó su primera
publicación, una ilustración de un libro en 1818. Estudió también el estilo
Kanô. Hasta 1830 se ocupa, como su predecesor, de las representaciones
figurativas, realiza estampas de muchachas, actores y guerreros. Tras la muerte
de Toyohiro pasa a los estudios del paisaje y la naturaleza. No alcanzaría a
fama hasta 1833/34 con las “53 estaciones del Tokaido”, la gran vía imperial
que unía Edo con Kioto. Sus paisajes presentan un colorido que reproduce el
ambiente de la naturaleza a distintas horas del día y durante las estaciones
del año, con lluvia, nieve, viento, en la oscuridad de la noche o en el
crepúsculo vespertino. Tiene también delicadas láminas de flores y pájaros. Su
obra comprende más de 5.400 xilografías. Influyó también en el arte occidental,
sobre todo en los impresionistas que pudieron contemplar sus grabados en las
exposiciones universales parisinas de 1855, 1867 y 1878. Vicent van Gogh
adquirió varias estampas suyas.
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