domingo, 24 de febrero de 2013

El Grabado Japonés


La técnica de la xilografía ya se conocía en Japón desde el siglo VIII, se imprimían principalmente reproducciones de deidades budistas, perfeccionándose en el siglo XV, con la cual se publicaban principalmente textos y libros.
Al principio de la era EDO, la tipografía sólo se desarrollaba en Kioto y Osaka, pero pronto se inició su desarrollo en la nueva capital, Edo (Tokio) pues el rápido aumento de la población hizo que hubiese una gran demanda de libros. En lugar de enviar los libros, se mandaban las planchas, creándose talleres donde se hacía las copias. Pronto, con la llegada de artesanos y escultores a la ciudad, se fueron elaborando planchas de impresión en Edo siendo los mismos libreros importantes de Kioto y Osaka los que establecieron talleres, contratando dibujantes, xilógrafos y grabadores.
La mayoría de las xilografías de entonces eran obra de artistas poco conocidos y se usaban en la impresión de sencillos libros de entretenimiento y material didáctico. Las láminas de tinta eran monocromas (SUMIZURI-E) y más adelante se iluminaron, primero con rojo bermellón, verde y amarillo (BENIZURI-E) introduciéndose la policromía (NISHIKI-E) en el siglo XVIII.
Los libros ilustrados se hicieron muy populares y fueron apareciendo libros sobre las costumbres y las fiestas con estampas de artistas famosos.  La principal demanda era  de libros con escenas sobre el barrio del placer y sus cortesanas, y sobre el teatro y los actores del KABUKI, eran los llamados “EHON” (libros ilustrados).
Al principio las ilustraciones no iban firmadas, aunque se trataba de grabados de calidad, de ahí que podamos suponer que algunas de ellas fueron obra de Moronobu y otros artistas que más adelante serían reconocidos como importantísimos maestros de la xilografía. Ya en el último tercio del siglo XVI se podían encontrar estampas sueltas.
Por lo general, el artista trazaba la línea o la mancha con el pincel de tinta sobre un fino papel traslúcido, después la  hoja se pegaba  con el dibujo hacia abajo sobre una plancha de madera de cerezo o de boj, de forma que el dibujo invertido quedara visiblemente fijado sobre la superficie de madera. El grabador se hacía cargo de la tarea siguiente. Utilizando el buril, vaciaba las superficies negras cortando con extrema precisión a lo largo de los contornos del dibujo. Las superficies que debían quedar en blanco o recibir después otra impresión en color, se profundizaban con la gubia en el taco de madera. Después se tiraba una prueba de la matriz en la que el artista indicaba los colores para las siguientes planchas. Se llegaban a cortar hasta diez planchas para los grabados en color.
Los artistas japoneses se formaban en escuelas que dependían de talleres dirigidos por un maestro.
Las escuelas basaban sus enseñanzas en las copias de modelos que consideraban que concentraban con gran exactitud la experiencia pictórica de siglos. Su fin no era que los alumnos consiguieran la imitación externa de los estereotipos, sino que captasen el sentimiento que anima la pincelada, cuyo movimiento debía coincidir con el modelo. Se enseña que la mirada no sólo debe comprobar la forma de las líneas, si no que con el mismo cuidado debe comprobar los espacios intermedios. Las líneas se trazan de una sola vez; el alumno tiene que dominar la técnica hasta conseguir que el trazo sea correcto al primer intento, ya que no es posible corregir un dibujo a tinta china.
La suma de los motivos y rasgos estilísticos configuraban una escuela determinada.

Respecto a la xilografía del UKIYO-E, aunque hubo varias escuelas muestran una imagen unitaria, por la amplitud de temas que tocan y por las técnicas empleadas pues las innovaciones van siendo adoptadas por todos los artistas y talleres.
Los UKIYO-E se caracterizan por la temática que introducen, que pretende mostrar “el mundo que fluye” el mundo fugaz y efímero, la vida cotidiana, figuras femeninas, escenas eróticas, hechos históricos, espectáculos, fiestas paisajes, etcétera. La gran difusión está directamente relacionada con la venta fácil de estas obras que tenían una gran demanda entre la clase media ya que tanto se vendían en libros y carpetas como en hojas sueltas.

Algunos maestros del UKIYO-E:

MORONUBU: 1618 (quizá 1625)-1694.
Fue hijo de un conocido tintorero y fabricante de adornos de plata, en la villa de Hodamura, en la provincia de Awa, cercano a la bahía de Edo. Cuando aprendió las técnicas de su padre, se mudó a Edo y aprendió el estilo de pintura de las escuelas Tosa y Kanō. En este momento comenzó a aplicar el estilo decorativo de las pinturas en la madera y la impresión de hojas decorativas, en vez de libros; esta técnica sería conocida como ukiyo-e y que aprendería conjuntamente con su maestro, Kanbun.
Sus primeros trabajos oficiales fueron unas ilustraciones de 1672. Durante la década de 1670, Moronobu se convirtió en el ilustrador de ukiyo-e más conocido del país, ya que desarrolló más de 100 ilustraciones (aunque hay otras más que se disputan si fueron hechas por él). Alrededor de una cuarta parte de sus ilustraciones son de naturaleza erótica, llamado shunga; obras de carácter tanto heterosexual como pederástica.

A pesar que Moronobu desarrolló el ukiyo-e, no fue el fundador del estilo, más bien asimiló las técnicas de ilustración de artistas anteriores y le aplicó un punto de vista diferente con nuevos elementos, mostrando la vida cotidiana del japonés.





MASANOBU: Okumura Masanobu. 1686-1764. Hijo de un pintor fue vendedor de libros al por mayor, editor y escritor de poemas cortos. En su época se evoluciona del grabado en madera en negro hacia la policromía, proceso en el que él tuvo una participación destacada durante cincuenta años. Se le adjudica la invención del grabado bicolor y tricolor y la primera aplicación del grabado alargado. En su editorial fomentó especialmente la nueva xilografía en color e imprimió también algunas de sus obras. Como pintor Masanobu se dedicó a los temas más diversos.


 Sus protagonistas procedían de las leyendas épicas, el teatro y la vida en las casas públicas, representando además animales y paisajes.

 Muestra la influencia europea en la acentuación de la perspectiva. Su obra fue muy copiada, falsificando incluso la firma. Intentó defenderse en vano introduciendo firmas muy detalladas y largas.





HARUNOBU: Suzuki Harunobu. 1725-1770, trabajó de 1760 a 1770. Nació y trabajó en Edo, siendo uno de los xilógrafos más importantes de su época. 




Participó decisivamente en el desarrollo del nishiki-e. 
En sus obras se aprecia el estudio de la escuela Kanô y los artistas chinos. Es el pintor de las mujeres hermosas (bijin-ga).






UTAMARO: Kitagawa Utamaro. 1753-1806, trabajó de 1775 a 1806. La abundancia y diversidad casi ilimitada de su obra ha dado pie a muchos entendidos para considerarle el maestro más importante de la cromoxilogafía japonesa clásica que llevó a su máximo perfeccionamiento.


 Tras la muerte de su padre se traslado a Edo donde se incorpora en 1775, al taller del pintor Sekien que quizá estuviera emparentado con él. En 1782 abandonó a Sekien. 

En los años noventa su estilo ya estaba completamente formado y dominaba con sus bijin-ga, mujeres hermosas, el género del ukiyo-e. Lo que le caracteriza sobre todo es el talento compositivo y el uso seguro de la técnica, que se demuestra en la combinación de diversos procesos de impresión, en el grabado en relieve y la aplicación de polvo de plata y oro, así como en el delicado colorido rico en matices. 





Ningún otro maestro del ukiyo-e se dedicó con tanto éxito a la representación de mujeres hermosas. Prefería los colores frescos y claros, a menudo sobre un fondo brillante con polvo de oro o de nácar espolvoreado por encima. Realizó excelentes libros ilustrados de historia natural con insectos, moluscos, plantas, pájaros... Junto a Utamaro fue uno de los primeros artistas japoneses conocido en Europa. Toulouse-Lautrec fue un gran admirador suyo.


SHARAKU: Toshusai Sharaku. De 1770, aproximadamente a 1825. Trabajó en Edo. Su obra es tan genial como misteriosa y enigmática su vida sobre la que apenas se sabe nada. Surge de la oscuridad de la historia, trabaja sólo durante nueve meses, deja 144 obras y vuelve a desaparecer sin dejar huella. Junto a algunas representaciones de luchadores, realizó casi exclusivamente retratos de actores del kabuki Tiene un intenso trazado de la línea y el uso acertado de los contrastes cromáticos, aprovechan todas las posibilidades técnicas de la cromoxilografia. Con sus retratos hiperrealistas, a menudo poco favorecedores, terminó por ganarse la desaprobación del público y el odio de los actores. El público japonés no estaba preparado para el realismo penetrante de Sharaku y su caricatura psicológica, revolucionarios para el ukiyo-e, de ahí que pudieran ser responsables de su cortísima carrera.

HOKUSAI: Katsushika Hokusai. 1760-1849, trabajó de 1779 a 1849. Nació en las afueras de Edo. Es uno de los grandes maestros de la cromoxilogarfía japonesa. Comenzó a pintar a la edad de seis años. A los dieciocho años entra como aprendiz en el taller del maestro de ikuyo-e Shunshô. En 1779 se publicaron sus primeros trabajos retratos de actores bajo el nombre de Shunro. En los años siguientes aprendió con distintos pintores y estudió la pintura europea. Hacia 1805 comenzó a estudiar la pintura china y el arte de la ilustración ocupándose sobe todo de la ilustración de novelas. 

A partir de 1814 comenzó a editar libros de dibujos, los “manga”, reproduciendo en quince carpetas de estilo realista, la vida y la actividad del pueblo, la vida cotidiana, escenas mitológicas, animales, plantas y paisajes. Las series más famosas son “36 vistas del Fuji” y la obra en tres volúmenes “100 vistas del Fuji”. Están consideradas como las obras cumbre de la pintura paisajística japonesa y la cima de la carrera del artista. Su obra abarca unas 30.000 estampas, así como ilustraciones para unos 500 libros. Contribuyó a dar una nueva magnitud a la pintura del ukiyo-e y convirtió el paisaje, así como la pintura de flores y pájaros, en un género autónomo y reconocido. La influencia de Hokusai se debe a su audacia en la combinación de los colores, las perspectivas y los detalles, así como la naturalidad de la representación que a veces presenta un realismo drástico.

HIROSHIGE: Utagawa Hiroshige. 1797-1858, trabajó de 1818 a 1858. Fue el último gran maestro del ukiyo-e. A los catorce años ingresa en la escuela de Toyohiro, maestro de ukiyo-e. A la muerte de Toyohiro, en 1828, se hace cargo del taller y adopta su nombre como Toyohiro II.

 Firmó su primera publicación, una ilustración de un libro en 1818. Estudió también el estilo Kanô. Hasta 1830 se ocupa, como su predecesor, de las representaciones figurativas, realiza estampas de muchachas, actores y guerreros. Tras la muerte de Toyohiro pasa a los estudios del paisaje y la naturaleza. No alcanzaría a fama hasta 1833/34 con las “53 estaciones del Tokaido”, la gran vía imperial que unía Edo con Kioto. Sus paisajes presentan un colorido que reproduce el ambiente de la naturaleza a distintas horas del día y durante las estaciones del año, con lluvia, nieve, viento, en la oscuridad de la noche o en el crepúsculo vespertino. Tiene también delicadas láminas de flores y pájaros. Su obra comprende más de 5.400 xilografías. Influyó también en el arte occidental, sobre todo en los impresionistas que pudieron contemplar sus grabados en las exposiciones universales parisinas de 1855, 1867 y 1878. Vicent van Gogh adquirió varias estampas suyas.

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