Debo de confesar que soy una admiradora del arte oriental; en
especial del japonés.
Como nada es por casualidad decidí hablarles de este tema
debido a dos acontecimientos: el primero, es que unos amigos que residen en España me han regalado un “kakemonos”
(tetejicu importado del Japón) con el cual he quedado encantada; y lo segundo
es que estoy en un taller de grabado con
unos amigos pintores, y aproveché la
ocasión para indagar un poco más de esta
cultura y sus técnicas tan fascinantes, para compartirlo estructuré hablar sobre
el tema en cuatro entradas:
- Antecedentes Históricos.
- El grabado japonés.
- Pintura Japonesa
- El Japonismo.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS: ARTE JAPONÉS
La cultura de Japón es el resultado de un proceso histórico
que comienza con las olas inmigratorias originarias del continente de Asia y de
las islas del Océano Pacífico, seguido por una fuerte influencia cultural
proveniente de China y, posteriormente, un largo período de aislamiento con el
resto del mundo (sakoku) de parte del shogunato Tokugawa hasta el comienzo de
la Era Meiji, a finales del siglo XIX, en donde recibe una inmensa influencia
extranjera y que se acrecienta después del final de la Segunda Guerra Mundial.
Esto dio como resultado una cultura distinta a otras culturas asiáticas.
El sintoísmo, surgido en el período Yayoi, a partir de
creencias animistas y chamánicas, es una religión de carácter politeísta con
dioses o espíritus (Kami) que personifican elementos de la naturaleza: montañas, ríos, fenómenos naturales… se rinde culto a los antepasados y a hombres notables que pueden llegar a ser
kami.
También se asimiló en Japón el budismo, aunque ello provocó
inicialmente un periodo de cruentas luchas pues muchos veían en esta nueva
religión el fin del sintoísmo. Pronto se vio que no era así, que no interfería
con los rituales sintoístas.
La introducción del budismo fue un hecho de capital
importancia en Japón pues supuso la introducción desde China de la escritura,
desconocida hasta entonces en este país. Al mismo tiempo que la filosofía,
llegaron las formas artísticas que comporta la celebración de los rituales
budistas, que también vinieron desde China, una cultura muy refinada y muy
superior por entonces, siglo VI, a la japonesa. Se inicia así un periodo de
gran florecimiento del arte pues se edifican templos, se erigen estatuas y se
necesitan un sinfín de complementos para realizar el culto.
La cultura China llegó a Japón por primera vez, a través de
Corea, donde la influencia China ya era perceptible en los siglos VI y III a de
C. es así que Japón vive una dependencia absoluta de la cultura Chin, que poco
a poco va reinterpretando y nacionalizando, hasta el siglo XII, momento en el
que ya se puede hablar de una cultura propia.
Sin embargo no es hasta el siglo X cuando se desarrolla el
Hiragana, un silabario adaptado a los sonidos japoneses y por tanto una
caligrafía propia. Hasta ese momento se utilizaba la caligrafía china.
Durante el siglo XIII, China bajo la dominación de los
mongoles, intenta invadir Japón en dos ocasiones. Estos intentos de invasión de
las islas provocaron una militarización de la sociedad y suponen el ascenso de
la clase guerrera: los samurais. Se producen luchas entre los clanes de
samurais , creando una situación de inseguridad que hace que la población civil
se instale alrededor de las fortalezas de los señores, buscando su protección
potenciándose así el desarrollo de las ciudades.
Durante este siglo se difunden por Japón las enseñanzas de la
secta budista Zen, que propugnaba una nueva vía hacia la iluminación, alejada
de dogmas y folclores rituales, centrada en la contemplación como único medio
para conseguir el estadio nihilista. Esta filosofía no conoce dios ni culto, ni
se puede transmitir con palabras, sólo sugerir mediante símbolos que conducen a
ese estado. De ahí deriva la unidad entre contemplación, intuición, poesía y
estética, que se manifestará en la ceremonia del té (Chanoyu), el arreglo
floral (Ikebana), la arquería (Kendo), los Haikurus (poemas de diecisiete
sílabas), la caligrafía y la pintura.
Las luchas civiles continúan hasta el siglo XVI en que se
inicia un nuevo orden, prevaleciendo una alianza entre tres clanes que logran
la reunificación del país imponiendo un rígido control del poder central
mediante el establecimiento de un sistema burocrático muy rígido que controlaba
casi todos los aspectos de la vida. Este periodo se conoce como la época
MOMOYAMA, en la que la capital estaba en Kyoto. La escuela KANO y la escuela
TOSA serán las que decorarán los castillos feudales del periodo MOMOYAMA,
caracterizándose por un estilo decorativo y colorista y por la representación
de escenas de la historia japonesa.
En los primeros años del siglo XVII la capital se traslada a
Edo, la actual Tokio, con motivo del nombramiento de un nuevo SHOGUN (generalísimo)
Tokuawa Ieasu, con lo que se inicia el periodo EDO. Bajo su mandato se prohibe
todo contacto con el exterior, se expulsa los extranjeros, se prohibe el
cristianismo e incluso se llegó prohibir la vuelta a Japón de los ciudadanos
japoneses que se encontraban en el extranjero.
Este aislacionismo se debía al miedo que la clase dominante
tenía a que las nuevas formas de pensamiento que traían los occidentales
amenazasen la estabilidad social y los privilegios de que gozaban. Los Tokugawa
adoptaron el confucionismo como base ideológica, con lo que la estructura
social tiene una rígida jerarquización, en cuya cúspide se encontraba,
teóricamente, el emperador, aunque el poder absoluto lo ejercían los Tokugawa.
Sin embargo, en este periodo se inicia una cultura eminentemente urbana en la
que el peso de las religiones, aunque está todavía presente, se diluye ante
otros factores económicos y sociales.
En este periodo las escuelas TOSA y CANO se siguen
desarrollando al servicio de la aristocracia, convirtiéndose en un arte
decorativista y oficial sin nada nuevo que aportar. Como reacción a este
academicismo y en consonancia con el florecimiento de una clase media formada
por artesanos y comerciantes, surgen diferentes escuelas alejadas de la rigidez
cortesana, que tendrá gran éxito, y que significarán el triunfo de la cultura
urbana y de la que sería su máxima expresión: los grabados UKIYO-E.
El periodo EDO se extenderá hasta 1868, año en el que se
produce la restauración del poder imperial con la reforma MEIJI, que supuso el
paso a una monarquía parlamentaria y el fin del aislamiento.
La apertura de Japón permitió el inicio de la influencia de
la estética japonesa en Europa que afectó a todos los campos de la artesanía y
el diseño, impulsó nuevas tendencias constructivas e irrumpió como una
revelación en la pintura moderna, influyendo de forma muy evidente en pintores
como Edouard Manet, Edgar Degás, Van Gogh, Paul Gauguin, Henri
Toulouse-Lautrec, etcétera
Fue cuando los artistas japoneses se arriesgaron a aplicar
los métodos occidentales a temas nuevos, esa apertura trajo consigo que las
técnicas de la fotografía y de la impresión occidental se adoptaran con
entusiasmo, lo que llevaría al ocaso del arte UKIYO- E.
Características principales del arte japonés:
- Simplicidad de sus formas.
- El elemento ornamental o decorativo desaparece.
- La pobreza de los medios y de la materia, el wabi japonés
- Se trata de un arte austero.
Bibliografía:
·
Historia del Arte Gombrich.
·
Historia Universal, editorial Sol.
·
Historia Universal, editorial Océano.
·
Webs: Wikipedia, Rincón del vago.
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